Mi chica, como no podía ser menos, tiene gusto y buenas ideas. Pensó que unas crasas aka crásulas aka suculentas (esas plantas xerófilas de la familia de los cactus) quedarían preciosas sobre la mesa del comedor.
La verdad es que son una plantas fascinantes estas crasas. Sus formas son dignas de la ciencia ficción y su variedad es loquísima. Y, a diferencia de los cactus, no tienen púas malintencionadas.
Tras la difícil decisión de cuáles nos llevábamos a casa, sobre mi persona recayó la tarea de crear las composiciones. Y este fue el resultado:
De sustrato usé el que ya traían (creo que era fibra de coco) y rellené con sustrato universal los huecos. Finalmente cubrí la superficie con una mezcla de akadama y kiryu que me había sobrado de unos trasplantes, que era lo que tenía a mano y da esa impresión de aridez del terreno donde estas plantas viven. La verdad es que estoy muy orgulloso de estos mini jardines marcianos y ya tengo algún proyecto futuro en plan terrario. Espero que os hayan gustado.
